Cuando nos paramos a pensar, qué se pierde en la guerra, pensamos que se pierden vidas, perdemos la inocencia, perdemos tolerancia los unos con los otros...
Pero, si profundizas, un niño pierde a su padre para que vaya a la guerra con un arma a quitar vidas.
Un padre se está exponiendo a perder su familia, y no volver nunca más.
La naturaleza, por ejemplo, se está exponiendo a ser destruida.
Y lo que más pena me da, es que la guerra se provoca normalmente por conflictos económicos entre países.
Cuando un país dice:
¡Todo por la patria! ¿Se refiere a eso? ¿a entrar en guerra? ¿A darlo todo por ganar algo insignificante?
Pues valiente grito más estúpido. Cuando lo verdaderamente importante es vivir una vida digna sin conflictos y en armonía, valorando lo que se tiene sin ser avariciosos y aprovechando cada instante.
Mira cómo no hay guerras por ver quién es el que ayuda más a los tercermundistas.
Sólo queremos guerras para un beneficio propio. Y no hay cosa más satisfactoria que la sensación de haber obrado bien. Porque siempre hacemos lo que queremos pero debemos querer lo que hacemos.
Ayudar a los menos beneficiados, ser personas, no dejarnos llevar por la locura. Porque si hubiera que gritar, entonces yo gritaria con las manos alzadas:
¡Que reine la paz!
Lucía Parreño
Qué texto más bonito! Qué buen final! Qué bien cerrado! Sigue escribiendo.
ResponderEliminarNo es para tanto, yo creí que no estaba muy bien, pero de todas formas muchísimas gracias. =D
ResponderEliminarAm y no has puesto los signos de exclamación delante, eso se considera una falta.
No hay prisa, pardiez, demonches jajajaja.
Un saludo Víctor.